Este jueves se cumplen mil días sin víctimas
mortales en atentados de ETA, una cifra que paradójicamente coincide
con el número de muertos atribuídos a la banda.
Fuente: CNN+. El último ataque mortal se produjo en mayo de 2003, apenas cinco días después de las elecciones municipales. Dos policías nacionales, Bonifacio Martín y Julián Embit fueron asesinados con una bomba lapa colocada en los bajos de su coche en la localidad navarra de sangüesa.
Desde aquel atentado, ETA no ha vuelto a matar. Para algunos analistas la brutalidad de los atentados del 11 de marzo de 2004 ha hecho que la sociedad española no esté dispuesta a tolerar nuevos crímenes.
Aún así, la banda terrorista no ha abandonado su actividad criminal.
Ha seguido poniendo bombas en centros oficiales, en localidades
turísticas, durante operaciones de entrada y salida de tráfico.
Casi siempre, ETA ha avisado telefónicamente antes de la explosión,
aunque en este año 2006, en tres ocasiones la advertencia se ha
limitado a una escueta nota escrita que decía "peligro, bomba".
Este miércoles ha sucedido el último ataque de la banda armada.